miércoles, 19 de diciembre de 2012

Desafección

El peligro de las heridas, de las brechas, es que se abran y provoquen una hemorragia de consecuencias impredecibles. En España, por desgracia, somos especialistas en "brechas". Hasta ahora habíamos oído hablar de la brecha digital, de la educativa, de la social... y todas se basan en lo mismo: la desigualdad entre ciudadanos por motivos principalmente  económicos.
 La brecha a la que nos enfrentamos ahora es, si cabe, más peligrosa que las anteriores: la brecha entre ciudadanos y políticos. Son precisamente los políticos, los gobiernos, quienes con su medidas deben atenuar estas diferencias, pero éstos son vistos como una casta privilegiada incapaz de ponerse en el lugar del otro ni de renunciar a ninguna de sus prebendas. Mientras a los ciudadanos se les pide que arrimen el hombro, que paguen por recetas o traslados hospitalarios; los políticos no renuncian viajar en "business"; a su coche oficial; a teléfono y ordenador a cargo del erario público ni a dietas y complementos. 
 Las cifras de paro son dramáticas en España, salvo para un nuevo estamento privilegiado: "los familiares de políticos". Esta lista de cargos de confianza, de libre designación o simplemente elegidos "a dedo" aumenta día a día contribuyendo a agrandar esta brecha entre ciudadanos y políticos.
Esta desafección hacia los políticos, históricamente ha sido el caldo de cultivo para regímenes dictatoriales o populistas. En España también hemos vivido la política- espectáculo a cargo de Jesús Gil o Ruiz-Mateos y no podemos decir que hayamos salido muy bien parados.


Publicado en dclm.es el domingo 16 de diciembre de 2012.
Publicado en Estrella Digital el domingo 16 de diciembre de 2012.
Publicado en 20minutos Córdoba el martes 18 de diciembre de 2012
Publicado en El Día de CLM el miércoles 26 de diciembre de 2012.

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