viernes, 16 de enero de 2015

¿Cuatro años nada mas?

Las elecciones en España se celebran cada cuatro años, pero sus consecuencias se prolongan en el tiempo durante muchísimos años más. El político español tiene especial afición a las obras faraónicas, inútiles, de dudoso gusto o con un peaje que los ciudadanos tienen que sufrir durante décadas. La moda de la privatización de servicios públicos ("gestión indirecta" lo llaman algunos) por la que se entrega la gestión de servicios básicos a empresas privadas a aras a una mayor "eficiencia" es la principal vía para hipotecar la capacidad de decisión de los Gobiernos durante varias legislaturas. Pero no solo empeora la calidad del servicio y las condiciones laborales, también incluyen unas cláusulas tan sumamente abusivas que hacen prácticamente imposible deshacer el contrato en caso de que cambie de signo el Gobierno. El catalogo de horrores es numeroso y abarca desde aeropuertos y autopistas de peaje, pasando por servicios de agua privatizados o el almacén subterráneo de gas Castor y lo que está mas de moda ahora: la privatización de hospitales. En Castilla la Mancha, Cospedal acaba de adjudicar la gestión del nuevo hospital de Toledo a una empresa privada durante los próximos 30 años, a seis meses de la elecciones. Suena a dejarlo todo "atado, y bien atado" y más teniendo en cuenta los antecedentes del PP en Toledo: el contrato de basura de la ciudad de Toledo se adjudicó a Sufi (una empresa que aparecen en los papeles de Bárcenas) cuatro días antes de la elecciones de 2007... Si votar es siempre un acto de responsabilidad, con estos antecedentes conviene extremar las precauciones



Publicado en 20minutos el viernes 16 de enero de 2015.
Publicado en dclm.es el sábado 17 de enero de 2015.

sábado, 10 de enero de 2015

Tengo trabajo, soy pobre



Hasta hace poco cuando uno se topaba con un pobre pidiendo en la puerta de la iglesia o de un supermercado, no era era raro escuchar a alguien musitar: "lo que pasa es que no quieren trabajar".
Hoy en día el concepto de pobre ha cambiado tanto (y para peor) que ahora se puede ser pobre teniendo trabajo. Hemos pasado de familias en las que todos los miembros trabajaban a "afortunadas" familias en las que algún miembro todavía no ha perdido su empleo.
Aquellos "afortunados" que no han perdido su empleo, no lo son tanto ya que han visto reducida su jornada laboral o sus nóminas; trabajan horas extras sin cobrar; no cobran las pagas extraordinarias; cobran menos de lo que establece el convenio; tienen menos horas en su contrato de las que trabajan; los han trasladado como media de presión; cobran la nómina fraccionada o arrastran atrasos en los cobros.
La situación para los que perdieron su trabajo es mucho peor. Debido a la "afición" al fraude en este país, los subsidios de desempleo son muchos menores de lo que se cobra en activo. Primero porque lo dice la ley, pero además por la ingente cantidad de dinero negro que se mueve en este país y que lógicamente no queda reflejada en la nómina por lo que no computa para el cálculo de la prestación.
Hoy, en 2015, todavía hay mas paro que cuando Rajoy accedió al Gobierno en 2011, pero menos que en el primer trimestre de 2013 cuando se alcanzaron los 6,2 millones de parados. Es decir, que se ha creado empleo... y sin embargo no es una buena noticia.
Una persona que trabaja un día a la semana, tres horas al día, los fines de semana, o en la temporada de aceituna... no está en el paro, pero desde luego no considera que tenga un trabajo. Así, a pesar de bajar el número de parados, aumenta el número de desahucios; los cortes de servicios básicos o los negocios que se cierran.


Publicado en dclm.es el miércoles 7 de enero de 2015.
Publicado en El Día de Toledoel miércoles 7 de enero de 2015.