sábado, 29 de octubre de 2011

La pescadilla que se muerde la cola

Moody’s, Fitch o Standard & Poor’s han pasado en poco tiempo de ser unos perfectos desconocidos a ser el enemigo público número uno de las economías nacionales.
En los pueblos, aunque no entendamos mucho de economía, sabemos bien lo que es el “miedo al qué dirán”, que al fin y al cabo es lo que representan estas agencias.
La última rebaja de la calificación a la deuda española apunta que “España sigue siendo vulnerable a la tensión de los mercados”.
Naturalmente, y algo tendrán que ver en ello las sucesivas rebajas de la calificación de la deuda que anuncian estas mismas agencias de rating.
Estas calificaciones son unos indicadores para que los especuladores sepan hasta dónde pueden tensar la cuerda.


Publicado en El Día de Toledo el miércoles 19 de octubre.
Publicado en Público el viernes 21 de octubre.

La vida sigue igual

 Pasarán las elecciones, el PSOE sufrirá su penitencia y su travesía del desierto, España será más azul que nunca y Rajoy será visto como el nuevo Mesías.
 Pero, pasarán las celebraciones, pasarán los 100 días de cortesía, y vendrá la realidad con sus mazazos. Habrá despidos de funcionarios, recortes en educación, sanidad y protección social, reducción de liberados sindicales, cesiones indignas ante los empresarios y los ultracatólicos y un largo etcétera de tijeretazos. Puede sonar apocalíptico, pero como dice el poema de Lope de Vega: "Quien lo probó lo sabe". Ahí están Castilla-La Mancha y Extremadura para dar testimonio.
 Cuando la presión sea insoportable para el ciudadano nos llamarán a la huelga, e iremos. Entonces se habrá cumplido el ciclo y la indignación cambiará de barrio y las encuestas de signo. Y es que la vida sigue igual...


Publicado en El País el viernes 14 de octubre de 2011.

lunes, 10 de octubre de 2011

¿En manos de quién estamos en esta crisis?

 Si yo, que no soy ministro, ni consejero de Economía, ni siquiera economista ni asesor; que hice una carrera de letras y no sé lo que es la macroeconomía ni el rating; que no tengo contactos en las altas esferas de poder y el Banco de España no lo veo ni en el Monopoly, fui capaz de entender que una política económica basada sólo en los recortes para contener el déficit era un misil a la línea de flotación del crecimiento económico, al poder adquisitivo y al bienestar de los trabajadores, la pregunta es obvia: ¿en manos de quién estamos?
 Ahora, muchos meses después, cunde el pánico entre los ministros de Economía de la Unión Europea ante el temor de que la ansiada recuperación se ralentice aún más por la obsesión de reducir el décifit.


Publicado en Público el 9 de octubre de 2011.

Trabajadores públicos

 La derecha política y mediática ha buscado un nuevo enemigo: el trabajador público,el "funcionario". Según datos de la propia Unión Europea, el 9,47% de los trabajadores españoles lo hace en el sector público, mientras que la media europea es del 16%. No parece, por tanto, que se trate de una cuestión de números. Se trata más bien, de ideología. Conservadora, por supuesto.
 Los trabajadores públicos pueden sentirse afortunados: no cobran en dinero "negro", disfrutan de vacaciones, pueden estar enfermos sin ser despedidos, no realizan un trabajo para el que no han sido contratados, cobran puntualmente, pueden afiliarse libremente a un sindicato sin temor a ser despedido, pueden cumplir las normas de seguridad laboral...
  Queda claro que a los empresarios no les gustan los funcionarios. Son un mal ejemplo para el resto de trabajadores.
 ¿Dónde irían los empresarios si hubiera que cumplir toda la legislación...? A Vietnan, Indonesia, China, Pakistan, Taiwan...
 La lista es larga todavía.


Publicado en www.dclm.es el domingo 9 de octubre de 2011.
Publicado en El Día de Toledo el lunes 10 de octubre de 2011.

Justicia con minúsculas.

 Resulta terrible la naturalidad con que se acepta que la justicia no es universal ni barata. Afirmaciones como: "la justicia no es igual para todos" o "es sólo para unos pocos ricos" están tan afianzadas en
 nuestra sociedad que no es extraño que la Justicia sea una de las instituciones peor valoradas por los españoles.
  Esta mala fama de la justicia se la han labrado los jueces a golpe de sentencias absolutamente extravagantes por un lado y la lentitud endémica de la justicia española por otro, pero también el propio funcionamiento de la administración de justicia.
  Cuántas injusticias se quedan sin denunciar por no poder hacer frente al gasto de abogado, procurador y peritos. Cuántas demandas sin interponer por el miedo a que condenen al pago de las costas.
  Por supuesto que existe el turno de oficio y la justicia gratuita, pero las condiciones para acceder a ella son tan excluyentes que cualquier mileurista (afortunado él) no podría acceder a esta
gratuidad.


Publicado en El Día de Toledo el domingo 2 de octubre de 2011.