El Diccionario de la Real Academia Española define "demagogia" como: "Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder".
No hace falta irse muy lejos ni remontarse mucho en el tiempo para encontrar ejemplos de este tipo de perversión de la democracia del que ya hablaba Aristóteles. El Partido Popular ha basado su estrategia política, incluso desde antes de ganar las elecciones, en la manipulación, la omisión, redefinición del lenguaje, demonización, falacias...
Si hacemos algo memoria, recordaremos como el PP ha demonizado a los sindicatos tratando de instalar en la opinión pública la idea de son innecesarios y costosos para los ciudadanos; ha celebrado varias subastas de coches oficiales en una especie de Auto de Fe contra el Gobierno de José María Barreda como táctica de despiste, pero sobre todo se ha convertido en experto en el difícil arte de la redefinición del lenguaje: en Castilla la Mancha, no existen "recortes" sino "ajustes" y el marco que recoge estos recortes tiene el fantástico nombre de "Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos". Brillante.
Pero el PP siempre se supera. Cuándo creíamos que lo habíamos visto todo, aparece María Dolores Cospedal anunciando a bombo y platillo que ve a proponer que los diputados autonómicos dejen de percibir un sueldo. Magistral golpe de efecto, casi sin impacto en las cuentas autonómicas pero de un impacto mediático brutal.
A la señora Cospedal le podría recordar aquello de sus múltiples sueldos, de su flamante cigarral o de los gustos por el lujo de su Gobierno... pero seguramente caería en la demagogia.
Publicado en Estrella Digital el martes 25 de septiembre de 2012.
Publicado en dclm,es el martes 25 de septiembre de 2012.
Publicado en 20minutos el miércoles 26 de septiembre de 2012.