Desde que el PP llegó al poder con su flamante mayoría absoluta bajo el brazo se han ido sucediendo los recortes en las áreas más sensibles para la población y, como no podía ser de otra manera, han sido contestados en la calle por unos ciudadanos cada vez más indignados por tener que pagar una crisis que no han generado pero que se ven obligados a pagar.
No hace tanto tiempo que el Partido Popular se apuntaba a todas las manifestaciones contra el gobierno a costa del terrorismo, la familia, el aborto, la ley de Memoria Histórica... Manifestaciones donde a menudo aparecían banderas fascistas y consignas tan edificantes como "Zapatero al paredón" o "Zapatero, vete con tu abuelo". Ahora,en cambio, el Gobierno de Mariano Rajoy ya no ve tan saludables las protestas y ha encontrado la manera perfecta de combatir el descontento ciudadano: silenciar las protestas todo lo posible, por lo civil y por lo penal. Por lo civil prohibiendo las manifestaciones a través de la Delegación de Gobierno y por lo penal modificando el código penal para considerar la resistencia pasiva como atentado contra la autoridad o terrorismo urbano.
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