Las elecciones en España se celebran cada cuatro años, pero sus consecuencias se prolongan en el tiempo durante muchísimos años más. El político español tiene especial afición a las obras faraónicas, inútiles, de dudoso gusto o con un peaje que los ciudadanos tienen que sufrir durante décadas.
La moda de la privatización de servicios públicos ("gestión indirecta" lo llaman algunos) por la que se entrega la gestión de servicios básicos a empresas privadas a aras a una mayor "eficiencia" es la principal vía para hipotecar la capacidad de decisión de los Gobiernos durante varias legislaturas. Pero no solo empeora la calidad del servicio y las condiciones laborales, también incluyen unas cláusulas tan sumamente abusivas que hacen prácticamente imposible deshacer el contrato en caso de que cambie de signo el Gobierno.
El catalogo de horrores es numeroso y abarca desde aeropuertos y autopistas de peaje, pasando por servicios de agua privatizados o el almacén subterráneo de gas Castor y lo que está mas de moda ahora: la privatización de hospitales.
En Castilla la Mancha, Cospedal acaba de adjudicar la gestión del nuevo hospital de Toledo a una empresa privada durante los próximos 30 años, a seis meses de la elecciones. Suena a dejarlo todo "atado, y bien atado" y más teniendo en cuenta los antecedentes del PP en Toledo: el contrato de basura de la ciudad de Toledo se adjudicó a Sufi (una empresa que aparecen en los papeles de Bárcenas) cuatro días antes de la elecciones de 2007...
Si votar es siempre un acto de responsabilidad, con estos antecedentes conviene extremar las precauciones
Publicado en 20minutos el viernes 16 de enero de 2015.
Publicado en dclm.es el sábado 17 de enero de 2015.
Publicado en 20minutos el viernes 16 de enero de 2015.
Publicado en dclm.es el sábado 17 de enero de 2015.