Según mi profesor de historia en COU, el comercio triangular consistía en recalar en la costa occidental de África cargado de quincalla y cambiarlo por esclavos que llevar al nuevo mundo. Por supuesto, en esta travesía morían algunos esclavos... pero había muchos.
Algo así sucede ahora en el Estrecho, solo que la quincalla está a este lado (el lado europeo, los "civilizados", los blancos) y los subsaharianos, los negros, son los que se lanzan de motu propio a la muerte o a la esclavitud europea.
La desesperación es la que lanza a estas personas a cruzar África andando para ponerse en manos de mafias que no dudan en abandonarlos en alta mar al ser divisados por las patrulleras españolas. Unos bárbaros, sí, pero nosotros (los civilizados) somos los que instalamos cuchillas que matan en las vallas fronterizas, los que hacemos naufragar sus pateras, los que disparamos pelotas de goma mientras nadan o los que los encarcelamos por "ilegales" si todo lo anterior falla.
Este comercio triangular del siglo XXI, también se cobra vidas; pero, al igual que entonces, son negros y hay muchos... ¡Qué vergüenza!
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