En las leyendas del ciclo Carolingio el Bálsamo de Fierabrás es una poción mágica capaz de curar todas las dolencias del cuerpo humano. En Castilla la Mancha no vamos a ser menos y también tenemos nuestra poción mágica (con copago y lista de espera, por supuesto): el Bálsamo Cospedal.
Gracias a los poderes y sabiduría que atesora nuestra presidenta, los pacientes con enfermedades degenerativas (es decir, aquellas que empeoran con el tiempo) mejoran milagrosamente hasta el punto de ser del todo innecesaria la prestación por dependencia. No solo para los males de cuerpo sirve este bálsamo de Cospedal, también es mano de santo para la educación y el empleo. En el caso de la educación es resultado es casi milagroso: con cinco mil docentes menos, aulas con mas de cuarenta alumnos, sin calefacción por falta de pago, sin transporte escolar para muchos pueblos y urbanizaciones, sin becas, con lista de espera para estudiar FP... ¡ha reducido el abandono escolar y ha mejorado los resultados académicos!
También está indicada esta fórmula magistral para el empleo, y detrás de los árboles (50.000 parados mas y 100.000 afiliados menos a la Seguridad Social) hay una luz preciosa que da paso a un bosque magnífico, una versión castellanomanchega del locus amoenus de Virgilio en forma de empleo.
Con tantas indicaciones (y ninguna contraindicación) no sería raro que los gerentes de los hospitales castellanomanchegos ordenaran quemar los vademecum y se fiara la salud de los ciudadanos a los doctos consejos de Fierabrás- Cospedal.