Llevamos ya bastante días escuchando a los medios de comunicación y a los partidos de la oposición hablar sobre la necesidad de un pacto estatal por el empleo que implique a todas las fuerzas políticas y al resto de agentes sociales (sindicatos y patronal).
Seis millones de parados según la EPA del primer trimestre de 2013, parece una razón suficiente para intentar llegar a acuerdos. Aunque solo sea por el qué dirán.
Este pacto no se producirá, al igual que tampoco se pactó la reforma laboral de Zapatero, ni la de Rajoy, ni la reforma de la Constitución para limitar el techo de gasto público; ni el rescate o saneamiento de las entidades bancarias.
Esta falta de acuerdo lo único que pone de manifiesto es la escasez de miras de nuestros políticos, pero no supone ningún drama porque con el grado de deterioro que presenta la economía no se creará empleo con ningún pacto. Se podrán inyectar millones de euros al sistema (como lo hizo el Plan E) pero la creación de empleo no pasará de ser coyuntural por una razón bastante sencilla: la caída del consumo.
Ninguna empresa va a contratar mas empleados porque no necesitan producir ya que no hay nadie que compre sus productos ni reclame sus servicios.
Los salarios han caído de tal manera y se ha facilitado tanto del despido, que incluso los que todavía tienen trabajo viven en un continuo estado de incertidumbre que no invita precisamente al gasto o a la inversión.. Y todavía pende sobre sobre los datos del paro la espada de Damocles de la temida reforma de la administración local, que como ya sabemos todo lo que empiece por "reforma" acaba por "despidos" o "recortes".