Miedo me da cuando la ministra portavoz del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dice que el Gobierno "liberalizará determinados servicios", y más todavía cuando dice que el objetivo es la venerada
"eficiencia" y sobre todo que estos servicios "resulten más económicos para los ciudadanos". Eufemismos a parte, de lo que se trata es del recurso que históricamente ha utilizado el PP cuando ha estado en el Gobierno: la privatización de empresas públicas.
En la anterior etapa popular en el gobierno (1996-2004) se privatizaron empresas como Repsol, Telefónica, Endesa, Iberia, Argentaria o Tabacalera con la promesa -neoliberal, por supuesto- de que "sin regulación habría una competencia entre los operadores para conseguir precios más bajos y servicios con mayor calidad". Ahora
sabemos, que esta competencia no existe, que las empresas participadas por el Estado fueron vendidas a precio de saldo y que suponen un retiro dorado en forma de "consejerías" para los políticos apartados
de la primera línea de la vida pública.
Las privatización es el camino más rápido a la liquidez en tiempos de crísis. En la anterior oleada de liberalizaciones se estima que el Gobierno captó unos 4 billones de pesetas por desprenderse de las
"joyas de la abuela". Demasiado tentador para dejar pasar la oportunidad.
Publicado en 20minutos el martes 1 de mayo de 2012.
Publicado en dclm el miércoles 2 de mayo de 2012.